La esquizofrenia es una enfermedad mental crónica que afecta la capacidad de una persona de pensar claramente, de controlar sus emociones, actuar con coherencia, tomar decisiones, percibir la realidad y relacionarse con su entorno y con los demás.
En otro artículo de Vida y Salud ya te contamos de qué se trata esta enfermedad que interfiere en el funcionamiento normal de una persona en el trabajo, la escuela y, por supuesto, en sus relaciones interpersonales.
¿Pero cuáles son los síntomas de la esquizofrenia? Si conoces a alguien que esté actuando raro o crees que pueda tener algún desorden mental, posiblemente te preguntes cómo darte cuenta si padece o no de esquizofrenia.
Antes que nada, debes tener en cuenta que los síntomas suelen presentarse típicamente a partir de la adolescencia en los hombres y a partir de los 20 años en las mujeres, y que en cada persona la enfermedad se presenta de manera diferente.
Además, los síntomas de la esquizofrenia pueden producirse lentamente a través del tiempo o de repente, de un momento a otro. También pueden aparecer y desaparecer por momentos.
De acuerdo a los síntomas que tenga la persona será el tipo de esquizofrenia que tenga. En general, los síntomas de la esquizofrenia pueden ser:
1. Positivos: son aquellos que reflejan cuestiones “agregadas” a la personalidad. Por ejemplo:
- Ilusiones o ideas falsas, como que alguien los está espiando o que ellos son famosos o dioses. También tienden a preocuparse mucho por cuestiones religiosas o espirituales o piensan que son especiales o elegidos.
- Alucinaciones. Lo más común es que escuchen voces imaginarias que les dan mandatos o les hacen comentarios, pero también pueden oler aromas inexistentes, tener sabores raros en la boca y sentir sensaciones en la piel aunque nada ni nadie los esté tocando.
- No muestran reacciones emocionales ni expresan sus sentimientos, como reírse ante un chiste (e incluso llorar en vez de reír) o angustiarse ante alguna mala noticia.
- Tienen altibajos emocionales: están muy contentos o muy tristes.
- Se sienten desmotivados y nada les interesa.
- No pueden planificar o realizar sus actividades ni tomar decisiones propias.
- Dejan de bañarse e higienizarse.
- Se aíslan y evitan situaciones sociales.
- Se quedan como congelados, en la misma posición durante mucho tiempo (esto se conoce como estado catatónico)
- Problemas al hablar y pensar: les cuesta ordenar el discurso (lo que van a decir), mezclan palabras o cambian de un tema a otro sin sentido. Incluso, pueden inventar sus propias palabras y sonidos. También pueden escribir o hablar mucho pero de manera incoherente.
- Problemas de comportamiento que pueden manifestarse de diferentes maneras, desde hacer cosas infantiles (de niños) hasta agitarse de manera impredecible.
- Les cuesta prestar atención, concentrarse y recordar cosas. Incluso, se olvidan o pierden objetos constantemente.
- Se mueven lentamente y repiten movimientos o gestos, como caminar en círculos.
- Tienen problemas para dormir.
Es difícil convivir con alguien que sufre esta enfermedad pero debes saber que puede tratarse y mejorarse. Si conoces a alguien con esquizofrenia es sumamente importante que lo/la ayudes y que trates de integrarlo en las actividades cotidianas.
Si crees que algún familiar o amigo podría estar sufriendo esta enfermedad o muestra síntomas de esquizofrenia, coméntale tu preocupación y motívalo a que busque ayuda profesional lo antes posible.
Lo ideal es que consulte a un psiquiatra especializado o con experiencia en pacientes con esquizofrenia.
Si bien la esquizofrenia no tiene cura, recuérdale que se puede tratar. Con tratamiento, muchas personas logran mantener los síntomas controlados y mejoran su calidad de vida.
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