La ozonoterapia empezó a utilizarse con fines médicos e higiénico sanitarios hace unos treinta años en Alemania. Quizá su característica más importante es que modula la actividad del sistema inmunitario y por ello es tan eficiente a la hora de tratar una importante gama de patologías vasculares, degenerativas y autoinmunes. Además es muy útil cuando hay afecciones crónicas.
El ozono es una forma alotrópica del oxígeno que se encuentra en la naturaleza, pero que el hombre puede producir en diferentes presentaciones y para distintos usos. Los primeros pasos de la terapia de oxígeno-ozono moderna fueron terapias experimentales para tratar enfermedades vasculares graves.
Hoy en día se trata, por ejemplo, dolores de espalda ocasionados por una hernia de disco lumbar o por malas posturas, tensión o trastornos musculares, pero también se puede aliviar la ciática, el lumbago, el dolor de cuello, dolor de glúteos o piernas y algunas formas de neuropatías muy especificas, entre otros males.
El ozono se aplica a través de inyecciones subcutáneas directamente sobre los músculos ó áreas afectadas, y después de tres o cuatro minutos, el paciente puede regresar a sus actividades cotidianas, es decir, se trata de un procedimiento no invacivo, ambulatorio, sin ninguna contraindicación o efecto secundario, por eso puede ser aplicado en personas de cualquier edad, y aún en quienes ya han sido operados de la dolencia a tratar. En el caso de la columna vertebral, el paciente se somete a algunas sesiones en las que le será suministrado el ozono en los músculos paravertebrales, para irrigar directamente los discos afectados.
El ozono reabsorve la porción dañada de la herida de disco y cicatriza la cubierta fibrosa del disco intervertebral, con lo cual libera la comprensión de la raíz nerviosa.
Además, el ozono libera mediadores químicos que modulan la respuesta inflamatoria del organismo.
La ozono terapia permite la curación de todas las enfermedades y afecciones degenerativas y post traumáticas de la columna vertebral, las discopatías degenerativas, las hernias del disco en diferentes estados de desarrollo y las radicopatías, aunque por sus virtudes analgésicas también puede aliviar dolores. Una vez curado el mal, el efecto es permanente.
Otra manera de ozono terapia se conoce como autohemotransfusión, que consiste en la extracción de sangre de una persona, a la que se le agrega oxígeno-ozono, para luego mezclarlos con esa sangre y, sin sacar la aguja del organismo, se vuelve a inyectar en la corriente sanguínea.
Esta terapia tampoco tiene efectos secundarios ni contraindicaciones y se puede usar en el tratamiento de carcinomas, esclerosis cerebral, presión alta, Parkinson, demencia senil, trastornos circulatorios, artereoesclerosis, disfunción eréctil, insomnio, enfermedades reumáticas, gangrena, enfermedad depresiva, úlceras diabéticas, y enfermedad cerebro vascular, entre otros.
El ozono usado de esta manera actúa también como estímulo en la producción de anticuerpos, por lo que fortalece el sistema inmunológico y destruye cualquier virus que haya en el organismo, a la vez éste no compite sino funge como aliado de cualquier aplicación médica, y es un potente desactivador del dolor y antinflamatorio.
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