27/9/10

¿Por qué comemos de más?

Si en teoría comemos cuando tenemos hambre, ¿por qué a veces seguimos comiendo aún cuando ya no tenemos más apetito? Esta pregunta, que se la hacen a diario quienes libran la batalla contra el sobrepeso, también se la cuestionan los expertos.

Plato grande, porción grande

Para algunos psicólogos la explicación está en el cerebro. “Somos una nación de comedores autómatas”.

Hacemos tantas cosas durante el día que cuando comemos simplemente masticamos y masticamos y masticamos, y comemos y comemos y comemos”, explicó el Dr. Brian Wansink, científico especializado en comportamiento del Laboratorio Cornell Food and Brand, que sostiene que una gran parte de la población se alimenta sin tomar conciencia de lo que está haciendo.

Según las investigaciones que realizó el experto, cuanto más grande es el plato, más comida se sirve la gente.

Esto lleva a que las personas coman entre un 25 y 28% más de lo debido.

Y cita el siguiente ejemplo: si uno sirve seis onzas de pasta en un plato de ocho pulgadas, la porción parecerá normal. Pero si la misma cantidad de pasta la servimos en un plato grande, la comida parecerá la “entrada”, provocando la necesidad de comer más.

Por otra parte, hay situaciones que llevan a comer prácticamente sin darnos cuenta. Por ejemplo, quienes ven televisión durante la cena, comen un 40% más.

Otro de los hallazgos del Dr. Wansink se refiere a la bebida: cuando nos sirven bebida en vasos cortos y anchos tomamos 76% más que cuando el vaso es largo y delgado. Esto sucede debido a una ilusión óptica conocida como “ilusión vertical-horizontal”, que nos lleva a centrar nuestra atención en la altura y no en el ancho, por eso tendemos a servirnos más bebida en los vasos cortos (y anchos) porque imaginamos que la capacidad es menor.

Todo entra por los ojos

La investigación que condujo el Dr. Wansink no hace más que comprobar la premisa popular de que “todo entra por los ojos”. En la alimentación, esto tiene consecuencias poco saludables, ya que terminamos comiendo de más.

El estómago registra que estamos satisfechos recién 20 minutos después de terminar de comer. Por eso, el experto comparte un consejo para poner en práctica la próxima vez que asistas a un buffet: las personas que ponen todo en el plato antes de sentarse, incluido el postre, comen 14% menos que la gente que se sirve poco y después se vuelve a servir una segunda o tercera vez. Esto si te invitan a una fiesta de esas en las que cada uno se acerca con su plato a la mesa y se sirve.

Si no concurres a menudo a estos lugares y eres de los que comen siempre en casa, implementa el plan “b”: en lugar de servir en un plato grande, comienza a usar los platos de postre. ¡Comerás casi un 30% menos!

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