6/9/10

La Cura con Agua o Hidroterapia

La Cura con Agua o Hidroterapia
El empleo del agua por el hombre, bien calmando su sed, en su limpieza e higiene, o como excelente conductor de frío o calor en prácticas terapéuticas, podemos asegurar que se viene utilizando desde el comienzo de la vida en la tierra.

Las prácticas del baño como precepto obligado en la eliminación de impurezas de orden espiritual y físico, se nos hacen patentes en los textos de los libros religioso: los baños en el Ganges o en los lagos sagrados que rodean los templos indios, las abluciones ordenadas en el Coran, los baños purificadores indicados en la Ley de Moisés y el Talmud, etc. También en las leyendas y mitología se hace mención a los baños; cuenta Homero que cuando Telémaco busca a Ulises en Esparta, luego que estuvieron hartos de admirar tanta belleza en el palacio, les condujeron a unos baños muy limpios donde unas esclavas les bañaron y les perfumaron conduciéndoles a continuación a las salas de fiestas.

 Los griegos grandes impulsores del empleo de los baños con fines higiénicos y sanadores; en los templos de Hércules se prescribían las inmersiones en agua fría para fortalecer los músculos y tonificar el sistema nervioso. Hipócrates, considerado el padre de la medicina, en su obra "Tratado de las aguas, de los aires y los lugares" dice: "El médico debe estudiar el uso del agua a título de agente terapéutico y recomendarla en algunas enfermedades, sobre todo cuando sea preciso combatir el exceso de calor que las fiebres de todas clases provocan en el cuerpo humano". También hace hincapié en la reacción que se produce después de aplicar el agua fría sobre la piel y sus efectos revulsivos.

 Tres siglos más tarde, los romanos superaron considerablemente a los griegos, creando termas, las más importantes durante el mandato de Nerón y Vespasiano; aún podemos admirar la grandiosidad de los restos de las termas de Caracalla, capaces para 3.000 personas. Los médicos romanos que sobresalieron por sus curaciones y que de una forma u otra nos legaron testimonio de sus aplicaciones hidroterápicas fueron Musa, Charmis, Arateo, Galeneo, Celio Aureliano y Pablo de Egina, Musa de origen griego, médico de Augusto, alcanzó casi la divinidad al curar al César de una dolencia hepática con la aplicación de compresas y baños fríos; en su honor se erigieron numerosas estatuas.

 Según Galeno, los médicos romanos de su época se dividían en HIDROFILOS e HIDROFOBOS. Los hidrófilos a su vez se clasificaban en PSICROFILOS (utilizan agua fría) y los TERMOFILOS (que usanban agua caliente).

 Los psicrófilos se subdividían en PSICROLITOS (partidarios de baños fríos), PSICROPOTOS (partidarios de las bebidas frías) y PSICROPANTOS (los que aunaban ambas formas de administración). El primer médico que en sus escritos hace mención al uso de esponjas empapadas en agua fría, fue Coelius Aurelius, en el siglo IV de nuestra era.

Durante la edad media, se ignoran por completo las prácticas hidroterápicas, y es en la corte de Luis XI donde se reanudan el gusto por el baño y el masaje. A mediados del XVI y principios del XVII, cuando el Renacimiento, junto con las artes se impulsa la utilización del agua como agente terapéutico, se actualizan los textos hipocráticos y galénicos y de la mano de Mercurialis se utilizan la gimnasia y afusiones de agua fría. Contemporaneo suyo fue el francés Ambrosio Pareo , quien demostró la conveniencia de lavar con agua limpia y abundante las heridas, incluso las producidas en cirugía.

 Es en 1697 cuando el médico inglés Floyer recopila y resume en una completa obra todas las prácticas hidroterápicas conocidad hasta el momento; lo titula "An Inquiry into riht use of baths" fundando el primer establecimiento hidroterápico, donde en sus modestas instalaciones se administraba a los pacientes una revolucionaria terapéutica que consistía en la provocación de calor mediante la aplicación de envolturas calientes y posteriormente afusiones de agua fría.

 A lo largo del siglo XVII, por toda Europa se extienden los rumores sobre las asombrosas curaciones obtenidas con el agua; debemos hacernos una idea del estado de salud en que se encontraban sus habitantes por una cita del Dr. Morejón, en la que dice: "Las erupciones cutáneas de toda clase se desarrollan profundamente, contagiándose de unas familias a otras, aumentando la lepra, la sarna, y muy en especial las enfermedades tiñosas, que tardaron muchos años en desterrarse de Europa". Dos religiosos españoles hicieron furor en Italia donde aseguraban curar todas las enfermedades mediante la administración de aplicaciones de hielo y haciendo beber a los pacientes entre 8 y 40 vasos de agua fría.

 En 1712, Hoffman publica su obra "De aqua medicina universali"; sus métodos, muy difundidos, crearon escuela. En Alemania los Hahn, especialmente uno de sus hijos, Segismundo, que publicó "Heilkraftdes frischen Wassers" cuya octava edición se publicó en 1936; en ella se indicaba el uso del agua en todas las enfermedades, tanto externas como internas, bebida inmediatamente al levantarse y durante las comidas, fueron encarnizados enemigos del uso de medicamentos. Johann, el hermano menor, fue médico personal del rey de Prusia; premiado con un condado, fomentaba el uso del agua en las enfermedades crónicas, agudas y fiebres exantemáticas, haciendo especial hincapié en su utilización contra la viruela, sarampión, erisipela, etc.

 En 1771, el ruso Samolowits, que era médico personal de la Emperatriz Catalina II, utilizó contra la peste que asoló Moscú lociones y aplicaciones de agua helada con innegable éxito.

 En Francia, la clase médica se interesó vivamente por los nuevos tratamientos especialmente los cirujanos militares Lombart, Perey y Larrey, que emplearon el agua para tratar las heridas producidas en campaña, consiguiendo asombrosas curaciones en las heridas producidas por armas de fuego. Pomme, al que no pocos colegas trataron de loco, sanaba todas las dolencias del sistema nervioso manteniendo a los enfermos sumergidos durante tres, seis, doce e incluso veinticuatro horas en agua que mantenía a una temperatura de 10 grados, añadiendo hielo cuando subía la temperatura; como complemento mantenía a los pacientes con tisanas, leche y caldo por todo alimento.

 En Inglaterra, Currie, influenciado por las experiencias de Wright, dio un impulso más científico y clínico a las aplicaciones del agua fría. Wright, en su obra "Medical Facts and Observations", relata sus experiencias vividas a bordo durante la travesía que efectuó de Jamaica a Inglaterra, y que sirvió de bese a sucesivos estudios; dice que siendo preso de una fiebre maligna, pudo observar que el aire frío del mar aliviaba su estado febril, que se agravaba al estar en cama arropado en su camarote como el resto de los enfermos; esta circunstancia le hizo decidir a probar en sí mismo una teoría que tenia desde hacia tiempo; influenciado por las ideas Hipocráticas, de desnudó sobre el puente y ordenó que le arrojaran sobre el cuerpo varios cubos de agua del mar. Pasado el primer choque brutal, comprobó que pasados unos instantes se sentía aliviado; repitió el baño durante unos días, quedando completamente curado. Ante el éxito, repitió el tratamiento con el resto de compañeros de travesía aquejados de la fiebre, siendo el resultado totalmente satisfactorio. A su llegada a Inglaterra presentó antes los más eminentes médicos ingleses sus conclusiones, sanando con afusiones de agua fría infinidad de enfermos de tifus y fiebre amarilla. En 1793, Currie publica una gran obra, en la que recopila experiencias en hospitales y describe el tratamiento a que él personalmente ha sometido a 153 pacientes afectados de fiebre contagiosa y que mediante la aplicación del afua fría han sanado. Sienta unos postulados conocidos por "Las bases hidroterápicas de Currie", en los que se definen los efectos del agua fría en el organismo: 
  • Sustracción del calor.  
  • Sedación del sistema nervioso.  
  • Aumento de la vitalidad de las partes.
A pesar de estos primeros pasos, es posible que el método hidroterápico estuviera marginado de la medicina ortodoxa, si no hubiera sido por un alseano, Vizenz Priessnitz, 1799-1851, nacido en Grafenberg, parte de la Silesia austriaca, semianalfabeto; tuvo que trabajar de pastor desde muy niño, ya que su padre quedó ciego y tuvo que hacerse cargo de la familia. Dotado de un poder de observación muy acentuado, fue observando que cuando enfermaban los animales domésticos se mejoraban aplicándoles compresas mojadas cubiertas de paños de lana o mantas; también los cura de fracturas mediante el agua. Todo esto le hace adquirir una experiencia que al sufrir un grave accidente en el que se produce la rotura de varias costillas y dándole los médicos por inválido, se le presente la posibilidad de probar en sí mismo la cura hidroterápica. La experiencia es positiva y sana por completo; a partir de entonces los habitantes de su pueblo y más tarde los de la comarca no cesan de acudir a Priessnitz para que los sane. Con la práctica va perfeccionando su técnica, a los veinte años su fama rebasa Silenia y se extiende por toda Austria.

En 1821, abre el primer establecimiento donde asistir a sus numerosos pacientes, que la autoridad, obligada por la denuncia de la clase médica no tarda en cerrar. Dos años después vuelve a abrir otra consulta; su técnica ha mejorado notablemente, los baños y afusiones de agua fría con esponjas las sustituye por baños de golpe, después de los chorros. Somete a los pacientes a transpiraciones bien mediante trabajo, ejercicios o calor, para después sumergirlos en agua fría. Al principio después del baño de vapor envolvía a los enfermos en mantas o cobertones, mas cambia el procedimiento para sustituirlo por sábanas mojadas dando fricciones sobre ellas.

En 1826 asistió en Viena al Archiduque Anton y en 1833 a la Emperatriz de Austria. En su magnífico establecimiento construido con la ayuda del gobierno austriaco, llegó a albergar hasta 1.800 pacientes anuales de todos los rincones de Europa. Priessnitz murió colmado de gloria y dueño de una inmensa fortuna; su único colmado de gloria se debe a su hija Sofía, que le hizo de secretaria; se tituló "Libro familiar del agua". También su obra ha llegado a nosotros en forma de testimonios de varios médicos alemanes que habían seguido su trabajo incluso como pacientes y que posteriormente fundaron numerosos sanatorios hidroterápicos a lo largo de Alemania.

Es curioso lo que se dice en numerosas obras "científicas" al hacer mención del Dr. Fleury (1845), atribuyéndole el honor de ser el primero en arrancar la hidroterapia de las garras del empirismo para hacerla a partir de quel momento más científica y por tanto facultativa.

Si seguimos el proceso de la medicina a través de los siglos podremos comprobar que detrás de cuelquier innovación, actualización o descubrimiento, su auotr automáticamente de jacta de haberlo rescatado , ya que hasta ese momento su conocimiento o práctica se limitaba a ser de una forma "empírica". Fleury agrupó en una gran obra, "Tratado de la Hidroterapia", todas las practicas hidroterápicas, sentando las bases de los libros de texto en la Universidad y que pasó a conocerse como "método francés", y que tras ciertos tecnicismos y con la jerga profesional de la clase médica no eran otras cosas que las práticas de Priessnitz, recogidas por Rausse en la obra "Esencia de la cura de agua en Grafenberg".

Otras de las grandes figuras de la hidroterapia fue el religioso Sebastián Kneipp, que ejerció en Worishofen de 1854 a 1897 en que falleció. Kneipp, en 1889 fundó un gran balneario, dado la gran cantidad de pacientes que acudían para ser tratados en él medientes aplicaciones de agua fría acompañados de la toma de plantas medicinales.

Publicó dos libros que vieron la luz infinidad de ediciones en numerosas traducciones: "Micura del agua" (1887), y "Mi testamento" (1893); en ellos, con minuciosidad junto a la técnica de aplicación del agua fría, une los consejos de aplicación de plantas medicinales, uso que difundió por todo el mundo y cuyas fórmulas se comercializan en la actualidad en varios países.

Los métodos empleados por Kneipp se iniciaban con paseos con los pies descalzos sobre hierba o superficies húmedas y frías, que en algunos casos se continuaban en estanques que cubrían desde los tobillos a la ingle; también aplicaba compresas mediante grandes toallas dobladas a lo largo y mojadas en agua fría que se aplicaban en forma de T, mientras permanecía el enfermo echado, cubriendo las compresas con mantas secas.

Dándose cuenta de que el agua por sí misma carecía de virtudes curativas y se limitaba a ser el vehículo que provocaba reacciones que movían al organismo a sanar, con motivo de mantener el cuerpo en el grado más óptimo de excitación, antes de administrar al enfermo cualquier tipo de aplicación del agua fría se aseguraba por medio de fricciones o ejercicio de que el paciente estuviera caliente y sudando.

QUE MODIFICACIONES SUFRE EL ORGANISMO CON EL USO DE LA HIDROTERAPIA

Si anteriormente se ha dicho que el agua se limita a ser el intermediario directo de efectuar modificaciones importantes, éstas las podemos clasificar en tres apartados:
  • Reacción nerviosa.
  • Reacción circulatoria.
  • Reacción térmica.
Teniendo en cuenta que a paritr de ahora manejaremos los conceptos de agua fría, caliente, templada, etc, designaremos los grados de calor a los que corresponden tales indicacines:

 Agua muy fría, de 8 a 12ºC

 Agua fría, de 12 a 16ºC

 Agua fresca, de 16 a 20ºC

 Agua quebrantada, 20 a 26ºC

 Agua templada, de 26 a 30ºC

 Agua caliente, de 30 a 40ºC

 Agua muy caliente, más de 40ºC

La reacción nerviosa, es una reacción de sensibilidad, que varía según la temperatura del agua; con el agua fría se excita en su más alto grado la sensibilidad periférica, especialmente los vasos superficiales, lo que hace que el sistema nervioso recobre y aumente el tono, de ahí que esta reacción sea eminentemente tónica. El agua muy caliente, al igual que sucede con el agua fría, excita sin llegar a poseer la acción tónico-sedativa en la misma intensidad. El agua caliente produce sobre el sistema nervioso un efecto menos marcado, más agradable, más sedante, con la única contrapresión. El agua templada carece de excitación, produce una acción sedante y ligeramente tónica...

 La reacción circulatoria se concreta en producir según la temperatura del agua de la vasoconstricción a la vasodilatación. Al contacto con el agua fría los vasos periféricos se contraen, palideciendo la piel y el corazón reduce sus latidos aimentando la presión arterial; pasados unos momentos, la piel enrojece, baja la presión arterial y el corazón acelera sus latidos. Con el agua muy caliente se producen los dos mismos fenómenos, primero vasoconstricción con hipertensión y más tarde vasodilatación con hipotensión, este último más acentuado. Con el agua caliente las anteriore modificaciones son mucho menos intensas. Con el agua tibia o templada no hay o son poco perceptibles las modificaciones circulatorias. En la reacción térmica, con la aplicación del agua fría, el organismo a través de la sangre fuerza una distribución del riego sanguíneo destinado a disminuir la pérdida de calor; según la duración de la aplicación, la fase de vasoconstricción dura más o menos tiempo. Con el agua caliente, la defensa orgánica se organiza mediante una vasodilatación periférica enérgica y por la transpiración. Con el agua tibia o templada apenas existe modificación en la temperatura.

Aparte de las reacciones generales expuestas, también existen determinadas reacciones locales; por ejemplo la aplicación de frío sobre la planta de los pies disminuye la circulación cerebral; el frío sobre los músculos disminuye la circulación pulmonar; la aplicación del frío en la espalda influye en los vasos de la pituitaria. Es curioso que al aplicar frío sobre determinada superficie de nuestro cuerpo se reacciona o modifica el funcionamiento de algún organo determinado; una aplicación de frío detrás de una oreja aumenta momentaneamente los latidos del corazón. Por lo anteiormente expuesto debemos darnos cuenta de que la aplicación de la hidroterapia sin un conocimiento previo puede ser muy peligroso, espscialmente en pacientes con afecciones cardiacas. Priessnitz, antes de someter a tratamiento a los nuevos pacientes los observaba e interrogaba, oponiédose rotundamente a tratar a toda persona que sintiera palpitaciones o ahogos.

En el Perú desde épocas inmemoriales, los incas tambien supieron de hidroterapia tales como por ejemplo los Baños del Inca en Cajamarca, Aguas Calientes en Machupicchu en el Cusco etc. donde el Inca y la nobleza acudian a los baños termales cuando su salud se encontraba resquebrajada.

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