A los pocos minutos de haber empezado a hacer ejercicio ¿sientes que te falta el aire y que tu respiración se vuelve más agitada? ¿Te sientes agotado(a) cuando no llevas ni media hora de hacer ejercicio? Si este es tu caso, quizá el problema no radica en que no estés “en forma” o que tu estado físico no esté bien. Quizá el agotamiento y el cansancio que sientes sea causado porque no sabes respirar bien. Cuando no respiras correctamente, tu cuerpo no obtiene el oxígeno que necesita para moverse. Desde luego, si tienes síntomas y ante la duda, siempre es importante consultar al médico.
Pero todos sabemos que la respiración correcta es fundamental a la hora de hacer ejercicio. Muchas personas no pueden practicar deportes tan sencillos como trotar, nadar o caminar simplemente por que nunca han aprendido a respirar correctamente, o al menos, no pueden desempeñarlos tan bien como podrían. La respiración del día a día no es igual que aquella que requieres cuando te ejercitas.
Para muchas personas, la respiración es sólo una cuestión de inhalar y exhalar aire. Pocas veces están concientes del poder de la respiración no sólo a la hora de ejercitarse, sino en su vida diaria. La respiración es tan importante, que existen actividades físicas como el Yoga que fijan gran parte de su atención en ella. El
Yoga le da gran importancia a aprender a respirar ya que ésta te ayuda, no solamente, a controlar tu cuerpo sino también tu mente.
¿Es posible aprender a respirar?
Cuando hablo con algunas personas acerca de aprender a respirar, esto les parece verdaderamente extraño ya que se tiene la idea de que respirar es algo que se hace de forma natural. En términos generales esto es cierto. Sin embargo, no es lo mismo respirar cuando vas a hacer ejercicio. A continuación te doy tres consejos sencillos para que prepares y acostumbres a tu cuerpo a que respire correctamente. En la medida que conozcas y cuides tu respiración te darás cuenta como cambia tu desempeño físico.
1: Sé consciente de tu respiración
El primer consejo y el más sencillo de todos es que aprendas a ser consciente de tu respiración. Respira lentamente y presta atención en la forma en que el aire entra en tu cuerpo y cómo se desplaza dentro de él.
Mentalmente sigue el camino que el aire recorre desde tu nariz hasta que llena tus pulmones y recorre todo tu cuerpo. Haz lo mismo cuando el aire va saliendo lentamente. Trata de disminuir el ritmo de tu respiración, de esta manera tanto tu cuerpo como tu mente podrán enfocarse en el bienestar que siente tu cuerpo con la llegada del oxígeno.
2: Inhala por la nariz y exhala por la boca
Habitualmente inhalas y exhalas el aire por la nariz, pero intenta ahora el siguiente ejercicio inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Para que este ejercicio de respiración sea más efectivo, intenta relajar los músculos de tu cuello y de tus hombros. Ahora respira por la nariz por dos segundos manteniendo la boca cerrada. Exhala el aire en cuatro segundos a través de tu boca. Para obtener mejores resultados, cuando exhales presiona tu boca como si fueras a dar un beso hacia fuera, de forma exagerada.
3: Llena el diafragma
¿Recuerdas que te aconsejé estar consciente de tu respiración? Ahora llegó el momento de ver como el aire llega más allá de los pulmones. Sé que vas a disfrutarlo.
Busca un sitio cómodo y tranquilo en donde puedas recostarte. Además necesitarás un cojín o una almohada para ponerla debajo de tus rodillas. Para hacer este ejercicio debes acostarte sobre tu espalda dejando tus rodillas dobladas y la almohada debajo de ellas. Pon una mano en tu abdomen (la barriga) y la otra en el pecho. Haz que el aire llene tu abdomen, mientras que mantienes quieto el pecho. Haz esta respiración en tres tiempos. Exhala el aire por la boca en 6 tiempos (en forma de beso exagerado) manteniendo los músculos del estómago apretados. La barriguita baja su nivel, pero el pecho no se mueve.
Pon en práctica lo que aprendiste
Cuando aprendes nuevas técnicas, te das cuenta cuan importante es aprender a ser consciente de la respiración. Quizá te des cuenta que ya no sientas la sensación de ahogo y fatiga que experimentabas antes. Además de los ejercicios de respiración, no te olvides de ayudarte de otras maneras. Si tu cuerpo funciona adecuadamente, podrás fijar tu mente en la respiración.
- Antes de cualquier actividad física recuerda tener un buen calentamiento y estiramiento de tus músculos.
- Comienza ejercitándote por un tiempo adecuado. No vayas más allá de lo que tu cuerpo puede resistir. Si tu meta es 1 hora al día, comienza con 20 o 30 minutos, mientras que tu cuerpo comienza a acostumbrarse. Incrementa algunos minutos gradualmente. (Si tienes 40 años o más y no has hecho ejercicio durante mucho tiempo, consulta a tu médico antes de iniciar un plan de ejercicio vigoroso).
- Comienza con dos días a la semana, si sientes que tu cuerpo reacciona adecuadamente sigue con 3 y así sucesivamente hasta que logres alcanzar tu meta.
- Date cuenta que cuando comienzas una actividad, inicias lentamente y luego el ritmo se puede ir incrementando. Para finalizar intenta seguir el mismo patrón. No termines la actividad intempestivamente, trata de bajar el ritmo progresivamente.
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