Nuestra vida está llena de emociones positivas y negativas, como el nacimiento de un hijo, la muerte de un ser querido, el amor o el odio. Desgraciadamente, las emociones negativas influyen más en nosotros que aquellas que nos causan alegría o placer.
Desde niños estamos expuestos a emociones, pero todos tenemos diferentes formas de comportarnos o reaccionar ante ellas. En términos generales, se puede decir que las emociones son innatas y aprendidas. Con el paso de los años, cada persona aprende a manejar sus emociones de forma diferente, lo cual se manifiesta en su forma de actuar o conducirse frente a ellas.
Muchas personas sienten un impulso irresistible de comer en abundancia y no se resisten ante un plato de comida, en especial cuando están sometidas a estrés, enojadas, ansiosas o se sienten frustradas. A estas personas se les llama comedores emocionales.
Si comes con ansiedad cuando estás sometido a estas situaciones, puedes, sin darte cuenta, ingerir una gran cantidad de calorías y, por consiguiente, subir de peso. Es importante aprender a controlarte y no dejar que los sentimientos te controlen.
¿Cómo puedes saber si eres un comedor emocional?
Responde este pequeño test y si contestas afirmativamente a alguna de las siguientes preguntas, puedes ser considerado un comedor emocional.
- ¿Siempre que comes dejas el plato vacío?
- ¿Comes sin tener apetito?
- ¿Te da hambre cada vez que miras televisión?
- ¿Comes sin control un alimento que te gusta?
- ¿Si estás enojado, triste, solo o aburrido, te refugias en la comida?
- ¿No sabes reconocer si lo que sientes es hambre o un simple antojo?
- ¿Después de haber comido mucho, te sientes arrepentido?
Consejos básicos para controlar tus emociones y tu peso
- Date tiempo para estar a solas contigo mismo. Escucha tus pensamientos y sentimientos.
- Cuando te sientas estresado o decaído y tengas ganas de calmar la tentación con un bocado de comida, te recomendamos que te detengas por unos segundos y pienses sobre lo que estás sintiendo, y si realmente comer es la solución a tus problemas. Prepararte mentalmente te ayudará a comer de forma moderada y equilibrada.
- Cuando sientas antojo, pregúntate si realmente tienes hambre y cuándo fue la última vez que comiste. Si no estás seguro, espera unos 20 minutos y hazte la pregunta nuevamente.
- Siéntate siempre a comer en la mesa. Evita ver televisión cuando estés comiendo, pues no te darás cuenta cuando estés lleno o satisfecho.
- Lleva un diario y anota todo lo que comes, las cantidades que consumiste, dónde comiste y cómo te sentías emocionalmente en ese momento.
- Haz una lista de actividades que desvíen la atención por la comida, como por ejemplo: llama a un amigo, lee un buen libro, sal a caminar, date un baño, ente otras. Recuerda que lo mejor que puedes hacer es ejercicio; practica algún deporte que te guste, como yoga, taichí o cualquier ejercicio relajante.
- Nunca vayas de compras con el estómago vacío, pues esto hará que compres sólo alimentos altos en calorías. Por el contrario, si te da hambre, espera un rato prudente para que se te pase la sensación y luego sal a hacer tus compras.
- Una vez que termines de comer, piensa que comiste saludablemente y que no necesitas llenar tu estómago para sentirte bien. Recompénsate diciéndote a ti mismo lo bien que luces, arréglate más de lo acostumbrado o ve al salón de belleza o al spa. Piensa que tu salud está mejor que nunca y que tus malestares han mejorado.
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